Tirachinas con Alma
Sólo últimamente, sí, sólo en estos últimos años, lentamente he comprendido porqué continuo tallando tirachinas aparentemente inútiles. Desde hace ya muchísimo tiempo han perdido su finalidad fundamental, la de poder lanzar lejos unas chinas, unas piedras; quedando desnudas, sin gomas, sin una finalidad.
Sí, sin ninguna finalidad.
No quieren demostrar nada.
No tienen que pertenecer a ningún estilo.
No importa de qué madera sean o de dónde provengan.
No importa que sean lisas o moldeadas por el mar, por el viento o sencillamente por el tiempo.
La mayor parte han sido recogidas de ramas podadas y algunas cortadas por mí;
Sin embargo privándole de una rama secundaria, como una poda, y en cada caso pidiéndole disculpas al árbol por las molestias y dándole las gracias.
No tienen ninguna necesidad de justificarse.
No existen límites, reglas establecidas… basta solo con sacar virutas y luego esperar a lo que aparece. Cada golpe de cutter, cada pequeño fragmento, cada astilla, se lleva consigo algo: un recuerdo inútil, un pensamiento molesto, una emoción nociva.
Pero al mismo tiempo, entre viruta y viruta, se van metiendo pequeñas pausas, hilos de silencio sanadores que tienen el poder de transformar las disonancias de la vida en una justa armonía.
Para poder percibir la magia de la vida es indispensable introducir en los lugares apropiados estas pausas, estos silencios, para no dejarnos aturdir y engañar por las muchas cosas que la vida nos ofrece, con las que nos distrae y nos obliga en demasiadas ocasiones a vivir.
Los tirachinas siempre provienen de la horquilla de una rama, obviamente de un árbol con su forma, grosor, médulas desproporcionadas, ramitas sobresalientes, espinas, partes comidas por algún anterior inquilino, reacciones imprevisibles que aparecen en la elaboración.
De una horquilla se podrá recabar solo lo posible, adaptándose a su peculiar naturaleza. Estas aparentes limitaciones, transformadas en privilegios, son las que permiten el sublime placer de equivocarte sin equivocarse y que se materialice un tirachinas único, como única es nuestra vida.